miércoles, 4 de marzo de 2009
Los chinos como inmigración exitosa
Sr. Ge (chino) - 1888, Archivo Courret
Desde inicios de la república el tema de la inmigración europea estuvo presente en la agenda política del Perú. Como ya hemos reseñado anteriormente, se dieron un buen número de leyes, decretos y resoluciones al respecto, amen de destinar generosas partidas monetarias. Sin embargo, el intento inmigratorio europeo a gran escala fracasó, puesto que la única inmigración que podríamos considerar como exitosa fue la china.
Mucho se ha escrito y debatido sobre ésta durante los dos siglos anteriores, divididas las opiniones sobre los chinos. Mayoritariamente la opinión fue en contra de la inmigración china, acusando a los coolíes de un sinnúmero de defectos y vicios: opiómano, haragán, jugador, estafador, idólatra, analfabeto, "raza degenerada" entre otros. Incluso la ley de inmigración de 1849 se derogó en 1853 por haber traído más asiáticos que europeos y que "estos hechos no correspondían a los deseos de la nación".
Está claro que dada la procedencia de los coolíes, en su mayoría humildes campesinos y obreros paupérrimos desempleados en la China derrotada posterior a la guerra del opio, no podríamos esperar que dichos inmigrantes sean gente instruida y educada. Sin embargo, esto no implica que fuesen ociosos o de malas costumbres per se.
La actitud despótica de muchos hacendados para con sus trabajadores asiáticos, sumado a la de los capataces, constituye suficiente razón para causar descontento en los coolíes (y explica la conducta que muchos de ellos adoptaron en la Guerra del Pacífico). Existe el informe de la comisión investigadora sobre maltratos a los coolíes, la cual describe que en 1877 en la hacienda Jagüey propiedad de Luis Albrecht, se encontró a un trabajador chino llamado Lanquen quien había sido torturado. La comisión China lo liberó de su contrato e indemnizó con 40 soles.
Este tipo de conductas sumado al modo como fueron traídos al Perú, en muchos casos mediante engaños y triquiñuelas, en barcos hacinados, con un salario mínimo, jornadas extenuantes de trabajo y galpones para dormir, nos da una idea de las condiciones de los coolíes. Sin embargo, fueron excelentes trabajadores en donde se les colocase, pese a quien le pese. Los mismos hacendados explicaban que por un puñado de arroz y algunas monedas los chinos trabajaban más que los indígenas, ni que decir de los europeos.
Esta claro que las condiciones de trabajo de los coolíes fueron en muchos casos inhumanas y rayanas con la esclavitud, pero pese a estas condiciones los chinos laboraban empeñosamente y una vez que lograban su "libertad" eran gente emprendedora que se colocaba en negocios comerciales como los de la Calle Capón y adquiría propiedades agrícolas como en Chanchamayo. Claro, otros tantos migraban a California donde también existía una fuerte colonia china e incluso algunos regresaban a Asia.
Dentro de las voces que apoyaban a los chinos, se alzó la de Juan de Arona, quien en su célebre monografía crítica "La Inmigración en el Perú" (1891) sacaba en cara a la intelectualidad de su época que denigraba a los chinos, lo trabajadores que eran, pese a las condiciones miserables de trabajo que tenían. Debido a esto y sumado al número de coolíes traídos (más de 90 000) podemos considerar a la inmigración china como la de mayor¨"éxito" llevada a cabo en el siglo XIX.
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(1) Chinese plantation workers ando social conflict in Perú in the late XIXth century. Michael J. Gonzales. Journal of Latin American Studies Vol. 21 N° 03 (1989) 385-424
(2) La Nacionalización de la Amazonía. Pilar Jordán, Nuria Sala (1998)
(3) Humberto Rodríguez Pastor. Herederos del Dragón (Fondo Editorial del Congreso del Perú, 2000)
(4) Juan de Arona. La Inmigración en el Perú: Monografía Histórico-Crítica (1891)
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