martes, 10 de octubre de 2017

Sobre inmigración de ancestros y nacionalidad



Me animo a escribir este post porque he notado, a lo largo de la década que llevo investigando sobre inmigración y genealogía, mucha confusión e infundadas "esperanzas" en cierta documentación. Antes que nada esta es una entrada personal, donde escribo lo que pienso, no necesariamente le guste a algún lector del blog lo que viene a continuación.

Creo que podría "clasificar" a la gente que le interesa la genealogía en 2 tipos:

1. Aquellas personas genuinamente interesadas en la genealogía, revisar documentación como partidas de matrimonio, nacimiento, defunción, testamentos, expedientes sucesorios, pliegos matrimoniales, partidas de bautismo y un largo etcétera, por el simple placer o disfrute de investigar sobre sus antepasados (o de otros), averiguar su historia familiar, comprobar anécdotas o simplemente investigar sus raíces con un ánimo de interés gratuito. Excluyo de acá a aquellas personas que investigan su historia familiar para "bautizar" a sus antepasados en una religión diferente a la que profesaron en vida.

2. Aquellas personas que investigan su genealogía con la finalidad exclusiva de conseguir un "pasaporte". Acá empiezan los errores, el más común con el que me he topado es que, por lo menos en Lima, la gente piensa que "pasaporte" es igual a "nacionalidad". ESTO NO ES ASÍ.

La NACIONALIDAD es la pertenencia a una nación (república, reino, principado, en suma, un país) como ciudadano, lo que conlleva a muchos derechos y también a muchos deberes. Un buen ciudadano debe de conocer las leyes de su país, por lo menos las generales, y si su finalidad "genealógica" es conseguir una nacionalidad, por lo menos el idioma del país de sus ancestros a nivel básico. Abundan los casos de personas que reclaman la nacionalidad por ejemplo italiana, francesa o alemana y no saben ni diez palabras en esos idiomas. Otra cosa es el PASAPORTE el cual es un documento de viaje, los ciudadanos de un país tienen derecho, según la normativa de cada país, a tener una documentación de identidad nacional (DNI en el Perú y España) y además si quiere viajar, a la emisión de un pasaporte. Es decir el pasaporte es un documento de viaje, no es sinónimo de nacionalidad, la cual es un concepto más amplio.

Habitualmente la gente genuinamente interesada en su genealogía es la minoría, mientras que la mayoría trata de obtener algún beneficio, sea el "pasaporte" (o sea, la nacionalidad y con ello la emisión de un documento de viaje) o en muchos casos problemas de herencias y sucesiones intestadas. También suele coincidir que estas personas interesadas en la genealogía por el amor a los chicharrones , no tengan ni idea de la legislación vigente ni los principios que aplican para reclamar una nacionalidad por descendencia. Por esto, son vulnerables a ciertos personajes que existen y se prestan a "conseguir documentos para tu pasaporte europeo", algunos de ellos muy honorables y genuinos investigadores genealógicos, otros simples estafadores. Ejemplos de estas estafas suman miles de cantidades por ejemplo, en Argentina.

Entonces, creo importante dar consejos, si uno está interesado en su genealogía para conseguir una nacionalidad:

1. Aprender lo básico del idioma de la nacionalidad que pretende reclamar.

2. Revisar la legislación vigente sobre cómo adquirir la nacionalidad por descendencia, en las páginas certificadas de las embajadas de los países de sus ancestros, no "en internet" ni en el "boca a boca".

¿Por qué digo esto? Porque existe un mito muy difundido, sobre la nacionalidad italiana, y es que sólo se puede obtener hasta la cuarta o quinta generación. Ésto es FALSO, la nacionalidad italiana se adquiere por iure sanguinis, es decir por "derecho de sangre", por haber tenido un antepasado italiano, pero con ciertas restricciones, como haber estado inscrito en su consulado, y teóricamente no hay un límite de tiempo si se demuestra por ejemplo que el bisabuelo era italiano (con la partida de nacimiento o bautismo italiana) y sus partidas de matrimonio y defunción, luego la del nacimiento del abuelo, sus partidas de matrimonio y defunción, luego la del nacimiento del padre, sus partidas de matrimonio y finalmente la partida de nacimiento del solicitante. Si hay algún error con un nombre (por ejemplo que en un documento figure "José Antonio" y en otro "Antonio José" se debe rectificar la partida judcial.

3. Un "atajo" importante es que si alguien de tu familia ha conseguido la nacionalidad de sus ancestros, por ejemplo tu primo hermano, entonces simplemente hay que solicitarla demostrando que eres primo hermano del que ya la obtuvo y aportando la documentación que muestre su vinculación con el ancestro europeo del cual se obtuvo la nacionalidad.

4. Hay genealogistas serios y profesionales que son auténticos expertos en la materia, con los cuales uno puede contar para que consigan las partidas que hagan falta, dentro de lo posible ya que los archivos peruanos suelen ser un desastre. Son pocos pero son, muy profesionales, pero su trabajo no suele ser barato. Lógico, puesto que tienen que sumergirse en archivos descuidados para localizar información olvidada en el tiempo.

5. A ser posible conversar del tema con el pariente de mayor edad, por ejemplo el nieto del inmigrante, que a estas alturas ya es el abuelo del que busca la nacionalidad, y preguntarle detalles sobre el ancestro europeo, sobre todo la ciudad donde nació (no vale "Génova" si es que no nació en Génova sino en un pueblo de Génova, como Bogliasco) y la época por la cual llegó al Perú. Lo más importante y sencillo es conseguir fechas y lugares , información, dentro de la misma familia, antes de salir a buscar en archivos.

6. No tener demasiadas esperanzas en conseguir la nacionalidad por descendencia. En Perú los trámites son larguísimos, los documentos cuestan, además hay que legalizarlos y traducirlos al idioma del ancestro europeo. No es barato y los resultados son inciertos.

7. Finalmente, si no se consigue la nacionalidad y uno no ha pedido un préstamo en el banco para conseguir los documentos o pagar al investigador, no es el fin del mundo. Habrás armado una historia familiar muy bonita y completa, que heredarán tus nietos.

Saludos cordiales,
Eduardo